Nuevo decreto limita la rumba en Bogotá: retroceso para la ciudad 24 horas y golpe a la economía nocturna
Durante más de una década, múltiples administraciones distritales trabajaron junto al sector de bares y discotecas para construir una ciudad más segura, con fiestas reguladas, ambientes controlados, cumplimiento de protocolos y acompañamiento institucional. Gracias a este trabajo articulado, zonas como la Zona T, Lourdes-Hippies o Modelia habían logrado operar bajo horarios extendidos, hasta las 5:00 a.m., al cumplir con rigurosos requisitos de seguridad, convivencia y formalidad. Sin embargo, el nuevo decreto desconoce estos avances y homologa todos los horarios sin distinguir entre quienes cumplen y quienes no.
Según la administración distrital, la medida busca evitar la proliferación de fiestas clandestinas, desorden urbano, violencia, consumo irresponsable de alcohol y venta de licor adulterado. También se plantea como una estrategia para mejorar la seguridad ciudadana y facilitar el control institucional en horas de la madrugada. No obstante, son precisamente estos problemas los que podrían agravarse con una medida general que no tiene en cuenta la diversidad de contextos y la experiencia ganada por los sectores que han trabajado en legalidad.
Empresarios nocturnos advierten que esta decisión tendrá consecuencias negativas sobre el empleo juvenil, la economía nocturna, la cultura urbana y el derecho de los ciudadanos a disfrutar de espacios seguros y regulados para la recreación. Además, preocupa que la falta de un sistema de transporte público nocturno, seguro y accesible, deje a miles de personas expuestas en las calles sin alternativas dignas para movilizarse, alimentando la inseguridad y la informalidad.
El decreto plantea que, tras el periodo de prueba, la administración evaluará el comportamiento de la ciudad a través de indicadores como el Índice de Seguridad, Convivencia y Orden Urbano (ISCOU), y con base en ello se definirá si se permite extender el horario en determinadas “zonas focalizadas”. Sin embargo, el sector empresarial reclama que esa promesa es ambigua y no garantiza una verdadera política de Bogotá 24 horas, una propuesta que el actual alcalde defendió desde que era concejal, pero que aún no se ha traducido en políticas concretas de transporte, empleo y vida nocturna.
Más allá de un simple horario, lo que está en juego es el modelo de ciudad que se quiere construir. Bogotá no puede seguir dando pasos atrás en su camino hacia una capital con estándares internacionales, que reconozca la importancia del trabajo nocturno, la cultura, el turismo y la economía que gira en torno a la noche. Si se quiere una ciudad más segura, la respuesta no es restringir el acceso a la fiesta legal y regulada, sino fortalecer las condiciones para que esta exista, con reglas claras, transporte digno, control institucional y respeto por quienes han invertido tiempo y recursos en construir una vida nocturna responsable.
La ciudadanía, los empresarios y los colectivos culturales esperan que en los próximos meses la administración distrital escuche y actúe con responsabilidad, construyendo puentes en lugar de imponer medidas que, lejos de solucionar problemas, podrían profundizarlos. Bogotá merece una noche viva, segura y con oportunidades para todos.
Próximos hitos clave:
Finalización del periodo de prueba: finales de septiembre de 2025.
Presentación del Índice ISCOU con datos de seguridad, movilidad, salud y convivencia.
Definición de las primeras “Zonas Focalizadas” con rumba hasta las 5:00 a.m., o decisión de mantener el horario general.
Implicaciones que siguen sobre la mesa:
Reforzar flotas de transporte nocturno seguro.
Impulsar protocolos de seguridad y control en establecimientos autorizados.
Fortalecer el diálogo público‑privado, con respaldo a los sectores que cumplan requisitos.
Vigilar y sancionar la apertura de clubes clandestinos sin estándares ni control.
Bogotá transita así un momento crítico en la construcción de su identidad nocturna, equilibrando seguridad, economía y cultura.
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