En una jornada clave para el Gobierno Nacional y los trabajadores del país, el Senado de la República aprobó en cuarto y último debate la tan discutida reforma laboral impulsada por el presidente Gustavo Petro. Con 57 votos a favor y 31 en contra, el proyecto logró superar los principales obstáculos que enfrentaba en el Congreso y ahora se dirige a la etapa de conciliación con la Cámara de Representantes, que debe definirse antes del 20 de junio, cuando finaliza el actual periodo legislativo.
Esta reforma, que había sido presentada por el Gobierno como una deuda histórica con los derechos laborales de los colombianos, incluye transformaciones estructurales en las condiciones de contratación, especialmente para trabajadores del sector nocturno, plataformas digitales, aprendices del SENA y quienes laboran en domingos y festivos. Entre los principales cambios se encuentran la ampliación del recargo nocturno desde las 7:00 p. m., el pago del 100 % de recargo por trabajo dominical y festivo, el fortalecimiento de la estabilidad laboral y nuevas regulaciones que buscan frenar el uso abusivo de contratos temporales.
A pesar de las tensiones entre el Ejecutivo y algunos sectores del Legislativo y del empresariado, el Gobierno logró mantener intacta la esencia del proyecto original, lo que fue interpretado como una victoria política y legislativa. Desde la bancada de gobierno se insistió en que la reforma representa un paso hacia la dignificación del trabajo y la justicia social, mientras que sectores de oposición alertaron sobre posibles impactos negativos en los costos laborales y la generación de empleo formal.
Aunque en días pasados se había discutido la posibilidad de convocar una consulta popular en caso de que el Congreso no aprobara la reforma, dicha iniciativa fue archivada por el Senado, lo que refuerza aún más el carácter decisivo del resultado obtenido en la plenaria.
Ahora toda la atención se centra en la conciliación entre los textos aprobados en Cámara y Senado. Si se logra antes del cierre del periodo legislativo, la reforma quedaría lista para sanción presidencial. De no concretarse, el proyecto quedaría en vilo y se abriría la puerta a sesiones extraordinarias. Lo cierto es que esta aprobación marca un hito en la agenda legislativa del Gobierno Petro y redefine el escenario laboral en Colombia, generando tanto expectativas como controversias frente a su implementación en el corto y mediano plazo.
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