Militarización sin precedentes y ataque a la prensa
Destaca el despliegue de 4 000 reservistas de la Guardia Nacional y 700 marines, activados bajo el Título 10 por el presidente, sin petición del gobernador de California —lo que no ocurría desde actos similares en 1965 . Enfrentamientos violentos llevaron al establecimiento de toque de queda en LA, avalado por la alcaldesa Karen Bass, aunque fue criticado como un “experimento autoritario” por el gobernador Gavin Newsom .
Periodistas internacionales fueron espectadores directos de agresiones: al menos 31 han resultado heridos por balines de goma, gas pimienta o fueron detenidos mientras cubrían las protestas . Video viral del impacto de una bala de goma en la pierna de una reportera australiana fue catalogado por su primer ministro como “horrible” .
Las manifestaciones espontáneas, con quema de autos policiales, reflejan una comunidad que se niega a ser criminalizada. Los migrantes, en lugar de huir, respondieron con sus pocas herramientas, exigiendo dignidad y respeto. Las imágenes de símbolos patrimoniales latinoamericanos y asiáticos en las calles evidencian, ante la narrativa oficial, que “nadie es delincuente por portar su bandera”
Esta áspera confrontación muestra la escalada de un Gobierno hacia formas autoritarias y un uso de la violencia que erosiona derechos constitucionales. La criminalización de la migración entra en contraposición con la historia fundacional de Estados Unidos. El país se encuentra en una encrucijada: optar por una estrategia expansiva de derechos, liderada por conglomerados de pueblos —incluyendo Latinoamérica— o sucumbir al discurso xenófobo que fractura la democracia.
La prensa independiente tiene un papel vital en denunciar estas violaciones, en elevar las voces de quienes son perseguidos y en subrayar que militarizar una crisis humana no la soluciona: la agrava.
Comentarios
Publicar un comentario