La paz exige cuatro condiciones esenciales: Verdad, justicia, amor y libertad.
Juan Pablo II
Imagen tomada de internet |
En la madrugada del pasado sábado 19 de noviembre de 2016, el Alcalde Mayor de Bogotá, Enrique Peñalosa, ordena a la fuerza disponible (ESMAD) y la policía a desalojar de manera abrupta e inconstitucional a los integrantes del Campamento por la Paz ubicado en la Plaza de Bolívar. Los integrantes de esta movilización amplia de la sociedad civil desarrollaban acciones pedagógicas y artísticas a favor de la paz en uso de sus derechos constitucionales a la protesta, a la libre expresión y a la asociación desde hace 45 días.
Antecedentes al desalojo
Manuel Llano, uno de los voceros del Campamento por la Paz antes de su retiro voluntario, entregó a la Secretaria de Gobierno de la Alcaldía Mayor de Bogotá la propuesta de nuestra asamblea del martes 15 de noviembre de 2016. En dicha propuesta se sugirió la reorganización del campamento en el sentido de ceder en un 20 % el espacio ocupado para facilitar el normal desarrollo de una actividad cultural del Distrito—Salsa al Parque. De este modo, el Campamento por la Paz ofrece una alternativa que respondía a la solicitud de la Alcaldía de Bogotá según lo acordado en reuniones previas. El objetivo era que tanto “Salsa al Parque” como el “Campamento por la Paz” pudieran co-existir de manera armónica, tal como ocurrió el primer día del Festival. Frente a esta propuesta, el campamento no recibió respuesta oficial por parte de la Alcaldía Mayor de Bogotá, ni de Álvaro Vargas, Asesor de Despacho del Secretario para Temas de Conflictividad Social.
El miércoles 16 de noviembre después de más de tres horas de intensas deliberaciones la Asamblea, máximo órgano de decisión del Campamento, sometió a votación la propuesta de permanecer en la Plaza de Bolívar facilitando, a la vez, la realización de este evento cultural de la Alcaldía Mayor. De los 65 campistas presentes en la Asamblea, 49 votaron por permanecer en la plaza y 9 por levantar el Campamento. Se reiteró que el Campamento permanecería en la Plaza de Bolívar hasta la firma oficial de los Acuerdos—tal como reposa en el primer punto de nuestro manifiesto—y hasta conocer la metodología de refrendación y hoja de ruta de implementación de los mismos. Teniendo en cuenta que el miércoles 23 de noviembre era la posible fecha de la firma, consideramos que aquella podía ser la fecha del levantamiento oficial de esta iniciativa ciudadana a favor de la paz, con lo cual se daría cabal cumplimiento a nuestro propósito.
Es importante informar a la opinión pública que después de los resultados de la Asamblea mencionados anteriormente, Katerine Miranda, una de las co-fundadoras de este movimiento ciudadano y pacífico, decidió retirarse de manera voluntaria levantando su carpa. Del mismo modo procedieron otros integrantes como Juan Ojeda y Adriana Quiñones quienes hicieron lectura de un comunicado
a la Asamblea donde expresaban las motivaciones de su retiro voluntario. En un gesto conciliador algunos miembros de la Asamblea invitaron a quienes deseaban retirarse a re-considerar su decisión reconociendo tanto su labor en esta iniciativa ciudadana, como el respeto a su autonomía. Desafortunadamente estos integrantes del Campamento decidieron retirarse.
En la madrugada del viernes 18 de noviembre el Campamento presenció con tristeza el retiro no anunciado de la carpa de arte y cultura prestada por Patricia Ariza. Horas más tarde la Secretaría Distrital, la Alcaldía Local de La Candelaria y la Personería Distrital, anuncian al Campamento que se retirarán las vallas de protección y las carpas de logística. En presencia de gestores de convivencia local y distrital así como de la delegada de la Personería Distrital, algunos campistas preguntan si la intención es un levantamiento forzado del Campamento por la Paz, ante lo cual la personería responde que no se está hablando de un desalojo ni que esa era la intención de la administración distrital. Inmediatamente, los campistas procedieron a rodear las carpas haciendo uso de banderas como último recurso de protección, mientras entonaban el himno del Campamento.
Cabe anotar que ese mismo día, el Campamento, de manera oficial, emitió un comunicado para apoyar la realización del Festival “Salsa al Parque” en donde podríamos unirnos en un abrazo de Paz a los soneros y salseros de Bogotá; además de cumplir con la propuesta inicial de reorganizar el campamento reduciendo el espacio ocupado en un 20%, el Campamento achica sus dimensiones físicas en un 20% más, quedando, para usar las palabras de Álvaro Vargas, “reducido a su mínima expresión”, tal como lo sugirió la Alcaldía en un comunicado enviado al Campista AryeCapella por Whats App.
Pronunciamiento ante el desalojo
Siendo las 2:30 a.m. del sábado 19 de noviembre, el Campamento por La Paz fue rodeado por dos cinturones de seguridad, uno de los cuales se extendía una cuadra a la redonda de la Plaza de Bolívar. Se trató de un operativo conjunto de unidades de la MEBOG, ESMAD, Agentes de Inteligencia, Gestores de Convivencia y Personería Distrital, quienes, habiendo asegurado la no presencia de testigos ni medios de comunicación, procedieron a través del Coronel Rojas y la Teniente Coronel Sandra Mora a informarnos sobre el desalojo que tenían programado por orden del Alcalde Mayor de Bogotá Enrique Peñalosa. En esta actuación no medió ninguna autorización escrita, lo cual pone en duda la legalidad y constitucionalidad del proceso; en consecuencia, consideramos que este acto se surtió al margen de la ley y la constitución vulnerando no solo los derechos a la protesta social de quienes allí se encontraban, sino el debido proceso y la integridad personal de Campistas de la tercera edad, en condición de discapacidad y, muchos de ellos, en situación de desplazamiento forzado.
Ante el abuso de autoridad de las entidades mencionadas—quienes llegaron de madrugada para realizar un desalojo sin autorización escrita—el bloqueo de ingreso a medios de comunicación y algunos campistas que quisieron ingresar a retirar sus carpas; la dilación de más de una hora para permitir el ingreso de un funcionario de la Defensoría del Pueblo, consideramos que este inesperado desalojo fue una acción desproporcionada, injusta, ilegal y violenta. La postura de los campistas ante estos hechos fue y seguirá siendo de resistencia pacífica, lo cual se evidenció a través del uso de símbolos artísticos y pacifistas tales como velas encendidas, cantos alusivos a la Paz, flores y votos de silencio,
mientras éramos desalojados como delincuentes por exigir Paz para un país como Colombia que merece acallar las balas y re-nacer en una primavera sin guerra y con justicia social.
Disentimos de la postura y las afirmaciones del Alcalde Peñalosa y, por el contrario, reiteramos que hubo violencia física, verbal y sicológica por parte de las autoridades en este desalojo; que tanto mujeres como hombres del campamento fueron irrespetados en su integridad física y emocional, golpeados con bolillos y conducidos con fuerza desproporcionada al interior de 3 patrullas de policía. Todo lo anterior está debidamente sustentado por informes e incapacidades dictaminadas por medicina legal. Cabe anotar que entre los afectados hay víctimas del conflicto armado quienes fueron re-victimizadas con esta acción del Distrito; también hay personas de la tercera edad y discapacitadas víctimas del conflicto y de este indignante desalojo, como es el caso de una campista a quien despojaron de su ropa y fracturaron un dedo antes de ser subida a una patrulla. Sobre esto hay registro audiovisual y abundantes declaraciones. Invitamos al Alcalde Peñalosa a desarmar su espíritu para que asuma con sus actos el verdadero sentido de construir Paz. Los ciudadanos que viven en Bogotá también la deseamos.
Informamos a la opinión pública que los integrantes del campamento por la Paz están haciendo los trámites de denuncia pertinentes ante las entidades competentes en los términos de la ley y la Constitución.
Cabe resaltar que la Administración Distrital faltó a la verdad, puesto que, como se mencionó con anterioridad, nos hizo creer que no procedería a un desalojo forzado del Campamento. De igual manera, enfatizamos que la Secretaría de Gobierno faltó a la verdad cuando aseveró que la acción mencionada fue coordinada con el Campamento. Reiteramos que una pequeña minoría de personas se retiró del Campamento por la Paz de Bogotá y ese elemento sirvió de insumo a la Alcaldía para desplegar esta desafortunada acción desconociendo la voluntad de la Asamblea del Campamento por la Paz.
Este ejercicio ciudadano lamenta que el Alcalde Peñalosa y la Secretaria de Gobierno Distrital no hayan verificado cualquier tipo de información con los más de 50 campistas que se encontraban en la Plaza de Bolívar antes de proceder contra ellos como si se tratara de delincuentes y no campistas por la paz.
Finalmente, en relación con las acusaciones hechas contra los integrantes del Campamento por la Paz por parte de figuras públicas como el Concejal Marco Fidel Ramírez, el Exministro Fernando Londoño y el Coronel Alfonso Plazas Vega, manifestamos nuestro total rechazo ya que estas afirmaciones atentan contra lo expuesto en el Artículo 15 de la Constitución de Colombia que reza “Todas las personas tienen derecho a su intimidad personal y familiar y a su buen nombre, y el Estado debe respetarlos y hacerlos respetar”. Las afirmaciones proferidas por estos señores desvirtúan al campamento como símbolo de reconciliación y de construcción de paz como objetivos fundamentales de este legítimo ejercicio ciudadano.
Reiteramos que el Campamento por la Paz es un símbolo de reconciliación en el país y rechazamos cualquier tipo de polarización, señalamiento y persecución de sus miembros, sus familias y la ciudadanía movilizada a favor de la paz.
NO DESISITIREMOS EN CONSTRUIR LA PAZ PARA ESTAS Y LAS NUEVAS GENERACIONES DE COLOMBIANOS Y COLOMBIANAS.
CAMPAMENTO POR LA PAZ BOGOTÁ.
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