Los ediles tienen entre otras funciones vigilar los recursos públicos de las localidades, es decir, que no se roben el dinero de los impuestos de los ciudadanos. Para el caso de Bosa se eligen 9 ediles, pero en la actualidad solo 8 están posesionados.
Los ediles tienen una remuneración que se fija de acuerdo con los honorarios del alcalde local; hoy día tienen un salario aproximado de $ 5.000.000 (a esto hay que restarle los pagos a salud y pensión), que sumado a su ejercicio en los cuatro años les representa unos $240.000.000, cifra nada despreciable si tenemos en cuenta el margen de acción que puede llegar a tener.
En campaña, a la puerta no toca el candidato a la Alcaldía. Quizás lo haga el aspirante a concejal, pero en esa cadena que viene de arriba abajo es el edil el llamado a ir hasta su casa, a invitarlo a que asista a una u otra reunión; a convidarlo a que vaya a una fiesta o se anime a jugar en un campeonato de fútbol y finalmente a todos, el día de la elección, a que voten.
La importancia de los ediles radica en que son parte de la base, y la mueven, de acuerdo a sus intereses. Sin embargo, no los hace ser los más votados. Hace cuatro años votaron para JAL 2 millones 168.894 ciudadanos en Bogotá. Aunque de entrada la cifra suena abultada, la abstención fue de 55,7%.
Así y todo, son los ediles, o quienes están en campaña para serlo, los que tienden el tapete para que concejales y candidatos a Alcaldía caminen cómodamente en los barrios.
La campaña para un edil debe costar el 10% de la de un concejal, es decir, poco menos de $30 millones el dinero generalmente es propio, pero también llegan personas con maletines llenos de plata a patrocinar campañas.
La MOE, ha detectado comportamientos atípicos que implican riesgo para el proceso electoral.
Las prácticas que representan mayor amenaza en las elecciones de Octubre en primer lugar esta “la compra de líderes”.
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