Por: Julio Pulido / Andrea
Ríos (Poder Ciudadano)
Con un 50.90% contra un
45.04%, Juan Manuel Santos fue reelegido Presidente de la República para el
periodo 2014-2018. Un estrecho margen le dio la victoria. Ahora tiene el reto
de asegurar su gobernabilidad y de reconciliar un país polarizado.
Santos logró posicionar el
tema de la paz como eje central de la segunda vuelta. La continuación de los
diálogos con las Farc y el inicio de una fase exploratoria con el ELN le valieron
un gran número de adhesiones: movimientos progresistas y de izquierda
convencidos de que salvar el proceso de paz es una obligación moral se
inclinaron por el candidato-presidente.
Artistas, intelectuales y
columnistas hicieron propia la paloma de la paz; Indígenas, campesinos y
sindicatos como Fecode, la CUT y la CGT pasaron de las arengas contra el
gobierno a apoyarlo en las urnas; movimientos políticos como la UP y sociales
como el de los indígenas y afrodescendientes llamaron a votar por Santos; organizaciones
de derechos humanos, feministas, defensores de los derechos de los gays,
ambientalistas, víctimas del conflicto,
y grandes personalidades de la vida política como Piedad Córdoba fueron
montándose al tren de la paz creando una coalición política que le valió la
victoria a Santos. La bandera de la paz y la izquierda permitieron su
reelección.
El resultado en las urnas es un voto a favor de la
búsqueda de la paz por el camino del diálogo, la negociación y la vía política.
La coalición, donde la izquierda es mayoría, conformada para sacar adelante la
reelección de Santos se lo exige así.
Los resultados electorales
obligan al mandatario a hacer varios ajustes en su gabinete. Configurar una
nueva gobernabilidad es el reto que tiene por delante. Desde hoy la política
colombiana estará signada por un gobierno con una tendencia de “unidad” en
torno a la paz pero en oposición frente a otros temas de Estado y una férrea
oposición del Centro Democrático que liderará el expresidente Uribe, quien
cuenta con el 20 por ciento de las bancas en el Senado.
Frente
por la Paz, unidad de izquierdas.
El jueves 5 de junio fue
lanzado en Bogotá el Frente Amplio por la Paz bajo la consigna “Solo por la
paz, voto Santos”. La iniciativa, que congregó a diversas fuerzas y
personalidades de izquierda, “representa a diversos sectores sociales que se
han comprometido a defender los diálogos con las FARC y una eventual mesa de
negociación con el ELN”, así lo señala un comunicado oficial dado a conocer ese
día.
Al evento asistieron Piedad
Córdoba, Iván Cepeda, Ángela Robledo, Luis Carlos Avellaneda, Aida Abella,
Jaime Caicedo, Inti Asprilla, Yesid García, Gloria Flórez, Jorge Rojas, el
exministro de Trabajo Rafael Pardo, John Sudarsky, Guillermo Alfonso Jaramillo,
entre otros representantes de la oposición en el país. Todos bajo la misma
consigna: el apoyo a la paz, a la continuación de los diálogos en La Habana con
las Farc y el inicio de un proceso similar con el ELN.
Ahora que la continuación
del proceso de paz está asegurada, es necesario preguntar por el futuro de esta
coalición que sin duda permitió la victoria de Santos.
El representante a la cámara
Iván cepeda ve en el Frente por la Paz un escenario desde el cual “vamos a
exigirle al presidente que cumpla con la afirmación que ha hecho de hacer
reformas sociales para que la paz sea posible (…) Las exigencias se harán en
las calles y también en el control político parlamentario y en la acción
política en general. Si el gobierno llega a faltar a los procesos hechos
durante la campaña, nosotros vamos a hacer lo que sabemos que es movilizar a la
gente y trabajar en eso”.
Al respecto, David Flórez
uno de los voceros más jóvenes del Movimiento Político y Social Marcha
Patriótica ve en esta variopinta coalición por la paz un espacio que le puede
permitir a la izquierda hacer una mejor pedagogía de paz. “A Santos le
corresponde ser consecuente con el anhelo de paz y dejar de hacer la guerra. A
la izquierda nos corresponde hacer que la gente entienda que la paz es con
justicia social. Debemos ser más creativos en el mensaje” dice Flórez.
La posibilidad de un ascenso
del uribismo a la presidencia y el retroceso que eso significaría logró que la
izquierda se uniera más allá de discursos. Es un avance enorme si se tiene en
cuenta que la unidad en la izquierda siempre se frustra y empantana en el
salpicón de intereses y egos que la atraviesan. La convergencia de izquierdas y
movimientos sociales que representa el Frente por la Paz trasciende las
elecciones y el triunfo del presidente santos y abre las posibilidades de crear
esa gran concertación que Colombia necesita para pasar del conflicto al
postconflicto.
El Frente por la Paz es una
oportunidad para avanzar si mantiene una posición firme para vencer el
sectarismo y las discusiones de purismo ideológico. Sin dudas Jugará un papel
indispensable hacia el fin del conflicto y será un contendor de posturas como
la expuesta en la noche de este domingo por el expresidente Álvaro Uribe al
cuestionar la victoria del Juan Manuel Santos.
Y ¿Ahora qué? “Continuar
tejiendo la paz, porque esto es un sueño de largo tiempo” manifestó Piedad
Córdoba durante el lanzamiento del Frente por la Paz.
Mandato
vigilante por la paz
Jorge Rojas, exsecretario de
Integración de Bogotá, vocero oficial de
los petristas y uno de los más fervientes defensores del Frente por la Paz le da a este un carácter de mandato vigilante.
“La izquierda le aseguró el triunfo a Santos ayer y esperamos que el presidente
le cumpla a Colombia (…) el cumplimiento básicamente es avanzar en el proceso
de paz con las FARC en La Habana y en el proceso que se inicia con el ELN. El Frente
Amplio por la Paz apenas empieza a construirse, no era una intensión electoral”,
y añade: “Creo que por necesidad el presidente santos logró aglutinar un gran
movimiento por la paz que no existía en el país. Ahora, para que el proceso tenga presencia
real de todos los sectores en la vida nacional, necesitamos darle una
legitimidad social a ese proceso en las calles, en la ciudades en la zona rural”
aseguró Rojas.
Se cierra una de las
contiendas electorales más reñidas de la historia reciente en el país y las
posibilidades que se han abierto deberán ser aprovechadas. De la contundencia de
la izquierda y los movimientos sociales, de la seguridad en sus abrazos de
unidad se debatirá gran parte del paso del conflicto al postconflicto.
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