Por:
Comunicadorxs Populares/ Sakina Iwoka
Aún no se
digieren los resultados de la jornada
electoral a las presidenciales del pasado 25 de mayo y ya se bombardea nuevamente a los medios masivos de comunicación propaganda
alusiva a los dos candidatos para la segunda vuelta a la presidencia de
la República. Cada uno con sus respectivos slogans, derroche económico que se
refleja en la frecuencia y diseño de cada comercial, con la única intención de
hacerle creer a la opinión pública, cómo cualquier dañino producto en el
mercado, que son los mejores, que son -cada uno de ellos- los que necesita este país
y sus 48 millones de habitantes, unos
para “superar las crisis actuales” y otros
para “continuar con la prosperidad y la paz”. El todo vale, total de ganar votantes para sus respectivas
aspiraciones y fines. Se recurre, cómo
ya se vio en la primera vuelta, a toda clase de artimañas, maquillajes,
alianzas, frases, trampas, en fin, a todo lo que no se parezca a verdad, a sinceridad, a
honestidad, a transparencia, a justicia, y mucho menos a Ética.
Antes de mirar
la dinámica que marca la próxima contienda, vale algunas cifras: Según datos de
Registraduria Nacional, para esta jornada electoral el censo asciende a
32.975.158 personas aptas para votar. De este total, participaron con su voto
13.216.402, el 40.07% del potencial electoral, tal como lo detalla el último boletín de prensa. Los 5 candidatos
recibieron el respaldo de 12.081.040 colombianxs, esto es el 93.97 % de
votantes, pero a su vez, el escaso 36.63
% del censo total electoral. Ahora bien,
los candidatos que se presentaran el próximo 15 de junio a la segunda vuelta recibieron
entre los dos 7.061.786 votos, esto es el 54.9 % de sufragantes, y el insignificante 21.4% de los aptos para votar.
Entre votos nulos, votos en blanco y abstención, los datos reflejan un total de
63.38% de compatriotas que por diversas razones no respaldaron a los 5
candidatos, y un 78.6 % NO voto por los dos candidatos que van a segunda
vuelta. Más simple: de 10 compatriotas,
2 decidieron que estos 2 candidatos se
presenta a la segunda vuelta. 2 mandaron por encima de los 8 restantes. Así se
aprecia mejor el nivel de legitimidad/ilegitimidad del sistema político colombiano, de sus
protagonistas y, sobre todo, de sus gobernantes.
Dos caras de
la misma moneda.
Para esta
segunda vuelta, ambos candidatos
representan y encarnan la vieja y rancia derecha de este país con matices
diferentes, aunque en épocas no lejanas, complementarios entre sí para sus
fines en común. Juan Manuel Santos, heredero de una de las 8 familias que por
más de 100 años han ostentado el poder, sobre la injusticia e inequidad social
creciente a extremos degradantes. Santos representa la derecha Oligárquica, de
cuna, de elite, de alcurnia, Santanderista. Mientras que Oscar Iván Zuluaga, no necesita presentación,
pues su papel desempeñado durante esta campaña presidencial habla por sí solo:
ventrílocuo y ejecutor de las ordenes emitidas por Álvaro Uribe Vélez, ex
presidente de la Republica, (jefe del candidato Zuluaga). Uribe representa la derecha narco-paramilitar, el burdo
terrateniente, el del olfato de sicario,
el de la motosierra, el del narcotráfico ( AUV ocupa el puesto # 82, en la lista negra de la DEA ó lista Clinton
desde el año 1.991), el de las fosas comunes en el Ubérrimo - una de sus
gigantescas haciendas, ubicada en el departamento de Córdoba-, el amigo de José
Obdulio Gaviria -primo hermano de Pablo Escobar Gaviria-, de Fernando
Londoño, de Alejandro Ordoñez, de los hermanos Castaño, y de otros que han
posado de ser fans de Adolfo Hitler y sus prácticas. Durante sus 2 periodos de
gobierno, el desplazamiento forzado alcanzó
los 4.5 millones de compatriotas, y es señalado así mismo de ser responsable en
jefe de los mal llamados “falsos positivos”, y de espionaje contra sus
detractores políticos e integrantes de las cortes, y lxs defensores de derechos humanos y líderes
de movimientos sociales regionales y nacionales (en fin, su prontuario es aún más extenso y detallado de lo acá referenciado).Eso representa
Zuluaga/Uribe y el Centro Democrático.
Estas dos
perlitas, Santos Vrs Uribe/Zuluaga,
entran al ring para su último round el próximo 15 de junio. Por su reducida
diferencia en votos buscan alianzas con
los candidatos que no alcanzaron a llegar para esta segunda vuelta. A la
opinión pública se le incrusta en el imaginario que es una campaña de elección
a la guerra o a la paz. Mucho que discutir sobre esto. Lo cierto es que durante
estos últimos dos años el país y el mundo es conocedor del proceso de negociaciones que se adelanta en la
Habana Cubana, entre el gobierno nacional y la insurgencia armada de la
FARC-EP, quienes por estos días cumplen
50 años de existencia.
¿Respaldos a
Santos?
Progresistas:
Ni chicha, ni limoná.
Semanas atrás, a
un sector de los progresistas,
encabezado por el senador
saliente Camilo Romero, le vimos alinearse a la campaña del candidato de
la Alianza Verde Enrique Peñalosa, sin más ni más. Simplemente: respaldo.
Luego, en la
recta final de la campaña presidencial, nos sorprendió la adhesión “voluntaria” a la candidatura de Santos del
alcalde de Bogotá Gustavo Petro, que curiosamente se dio el mismo día en que el Consejo de Estado le ratificara la medida cautelar emitida por la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Según algunos progresistas, esta decisión fue inconsulta y unipersonal, como es
habitual en su personalidad. Luego de haber sido oficializada
tal adhesión por parte del ex -secretario de gobierno Alfonso Jaramillo ante
los medios de comunicación, en reunión
ya más ampliada con algunos progresistas, estos se revelaron y le recriminaron
a Petro tal postura, e incluso
expresaron el no respaldarlo. No se hizo
esperar que de sus labios
brotaran sabias respuestas propias de un “demócrata”:
“Yo he decidido…”; “quien no está conmigo, está contra m i”; “si no me
acompañan, crearé otro partido”. Luego ante las cámaras, una senadora electa y
un concejal, progresistas ambos, dieron
a conocer su malestar, y fueron más
allá, afirmando que esta adhesión unipersonal hace parte del “trueque” acordado
con Santos para garantizarle el terminar su periodo legal como alcalde mayor. Es por todo ello que comprendemos
que la gran “generosidad” del
alcalde Petro y su
“compromiso con la paz” no le permitió tan siquiera esperar dar respaldo a la candidatura reeleccionista de Santos en
una posible segunda vuelta. Hoy vemos
que tres integrantes del gabinete distrital, “voluntariamente y a mutuo propio”, según palabras del propio “generoso” Petro, han renunciado para
acompañar y trabajar en la campaña reeleccionista de candidato presidente. No está de más
recordar la sintonía ideológica entre el verdugo Procurador y Uribe/Zuluaga, nada
favorable para el futuro político del “generoso” alcalde Petro en una
eventual pérdida de Santos.
Estas “sabias e inteligentes” maniobras del
progresismo subordinado a su mesías, refleja lo lejos que aún se está de disfrutar
las mieles que brota la ética en la política. Un mal precedente, sin duda
alguna, y un mal ejemplo a seguir.
Polo
Democrático: ¿otra oportunidad pa´crecer?
Seria torpe
negar la voluntad de negociación y
salida política al conflicto armado, que está materializando el gobierno de Santos, como torpe sería igualmente
desconocer la voluntad guerrerista y violatoria de todos los derechos
fundamentales que porta Uribe/Zuluaga para descargar durante su gobierno, en una eventual llegada a la casa de Nariño, iniciando
por mandar al traste la negociación en mención y sus adelantos logrados al día de hoy.
Estas
preocupaciones centran los debates
internos del partido Polo Democrático, único sector
político contrario y confrontador
a los
dos matices de derecha ubicados hoy en la tarima. Parece ser que el proceso de dialogo en marcha en la Habana los
va a poner en posición de “estar con el
menos malo” y, posiblemente, dar respaldo y apoyo a la
campaña del actual Presidente-candidato Juan Manuel Santos.
La pregunta que
sale al paso, en una eventualidad que esto se dé,
seria ¿gratis?. Si así fuese, se enviaría un desafortunado mensaje de bofetada y traición a esos casi 2 millones de
compatriotas que depositaron en las urnas
su respaldo esperanzador al programa de gobierno liderado por la candidata
Clara López y su fórmula vicepresidencial Aida Avella, aunque este no haya sido
construido con y junto a esa mayoría víctima
de las políticas económicas, sociales y políticas del sistema imperante. Ahora,
si por el contrario, en aras a la
coherencia y a la lealtad para con sus votantes, diese libertad de postura para esta segunda vuelta,
retornaría, posiblemente al camino de la voluntad de mayorías. Pero, si la preocupación del futuro del proceso de
negociación hace consenso en las deliberaciones del partido en su conjunto (no
solo del ejecutivo), y por ende cerrarle
la puerta a la barbarie Uribista, podría
plantearse una tercería: Nos atrevemos desde estos renglones, aunque no compartamos tales alianzas,
proponer que para un eventual
respaldo a la campaña del
candidato-presidente para la segunda vuelta, se de acompañamiento con articulación
programática. Esto implica firmar un pacto de cara al país Social y Nacional
entre el partido de la U y el Polo Democrático,
de incluir al programa de gobierno presidencial 2014-2018, 2 ó 3
elementos fundantes del programa presentado
por el Polo Democrático para esta contienda:
1. En tema de
Educación, garantizar el carácter estatal
y de gratuidad de grado pre-jardín a pre-grado
incluso;
2. En tema de
Salud, ineludiblemente acabar de manera definitiva con la mercantilización
macabra de la salud, y retornarle al estado colombiano el DEBER de garantizar
la salud a toda la población colombiana, sin distingo alguno, como un derecho
fundamental, consagrado en la Constitución política de 1991;
3. Paso
inmediato a la culminación exitosa de los Diálogos entre el gobierno nacional y
la insurgencia armada, convocar, como pacto nacional y social para refrendar dichos
acuerdos, una Asamblea Constituyente
Nacional y Popular, escenario propicio real
para hacer de estos diálogos y su culminación, las bases sobre las que se erguirá la Paz
con justicia social y Dignidad.
Hacer alianza
con la campaña reeleccionista de Santos, por menos de esto, y sin una postura
producto del consenso, cómo lo referimos
antes, sería un traspié en este pequeño
avance del Polo respecto a su cuestionable pasado inmediato. También es perentorio, para el Polo
Democrático, rectificar sus posturas políticas
anquilosadas en la lógica de partido, apostarle a su depuración interna,
iniciando en escenarios de dirección, y
volcarse hacia los sectores sociales y populares, para hacer de este un gran movimiento capaz de
construir poder popular desde lo local, lo regional y lo nacional. Hermanarse
con el pueblo en la refundación de nación
y no hacer de este un militante más de
partido.
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