Son muchas las promesas que hacen los políticos cuando están en campaña electoral. Algunos prometen conseguir trabajo, cupos escolares, arreglar las casas de los más pobres, mejorar las calles del barrio, además. Estas y otras historias fantasiosas se han escuchado siempre que hay elecciones en el país, y se resalta la forma como se hace política en Colombia, pero yo me pregunto ¿Es política lo que se hace? Para mi es más bien politiquería. La verdad nunca he creído mucho en los políticos que con una sonrisa en su cara disfrazada saludan a todos y prometen el cielo y bajar las estrellas para que los demás jueguen con ellas. Prefiero creer en mujeres y hombres centrados, realistas y visionarios que ponen en el tapete los verdaderos problemas del país, pero en especial de su comunidad para atenderlas a la hora de ser elegidos, y aunque ello también es difícil de creer, creo más en estos que en los primeros que mencioné.
Los políticos de hoy en día deberían entender que la gente no es boba, deberían saber que por más lechona con gaseosa, las personas saben en verdad cuál les conviene y cual no, por ello mismo, deberían de cambiar la forma como están haciendo política, pues si bien ésta ha subido a muchos presidentes, también ha dejado a otros tantos en un mal lugar dentro de la historia, o sino que lo diga Sami. Los candidatos a diferentes puestos públicos deben comprender que las necesidades de la población va más allá de un bazar con papayera, comida gratis, borrachos y después peleas, pues aunque todavía les funciona la estrategia, la gente poco se confía de ellos, y es que cómo hacerlo si después de que sale uno ofreciendo vivienda, entra el otro dando carros.
Las dinámicas sociales han cambiado y mucho, por si algunos no lo saben. Es hora de empezar a pensar en una política transparente, en estrategias bien pensadas de hacer política, no en esas convencionales que están llenas de risas hipócritas, abrazos obligados, lechona y cerveza pa todo el mundo, buscando el voto. Es tiempo de hacer POLÍTICA y lo escribo con mayúscula porque es que ella no es de unos pocos, al contrario, es de todos. Llego el momento de escuchar las necesidades de la población y no llegar con planes de desarrollo social no antes consultados. Es necesario entender que sólo a través de la participación ciudadana y su intervención en las decisiones locales, sociales, regionales o nacionales, las cosas mejorarán, que sólo así usted y yo y todos nosotros podremos obtener lo que tanto anhelamos.
La invitación es entonces para que usted así como yo, revisemos las propuestas de cada uno de los candidatos a edil, al consejo, a la alcaldía, a cualquier puesto público. Recuerde que más allá de ser el partido liberal, el conservador, el polo, cambio radical, el verde o el que sea, es usted quien después va a asumir las consecuencias de sus decisiones. Tenga cuidado con las promesas, los regalos y la palabrería, no vaya a ser que su barrio termine como la 26 o sus representantes se conviertan en una réplica de la familia Nule. Tenga cuidado.
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