La etapa de la juventud es considerada como un tránsito que se constituye fruto de las construcciones y significaciones sociales en contextos históricos y sociedades determinadas, es un proceso de permanentes cambios, de significación y re-significaciones; como construcción social se hace necesario hablar de juventud en un amplio sentido de la heterogeneidad que se puede presentar entre uno y otros jóvenes.
La población joven de la localidad es el segundo grupo más numeroso, ya que 172.381 jóvenes aportan el 32 % de la población de la localidad, distribuidos en 87.063 hombres (16.2%) y 85.318 mujeres (15.8%).
Las y los jóvenes se encuentran inmersas en una serie de determinantes que interactúan con su momento de desarrollo a lo largo de toda la etapa, condiciones como la situación socioeconómica de las familias que se relaciona con la alta tasa de ocupación en jóvenes para apoyar su sostenimiento (50.1%); o la dificultad para acceder a servicios de salud, evidenciada en diferentes barreras de acuerdo a la edad como, la obligación a afilarse como independientes al servicio de salud luego de alcanzar la mayoría de edad si no están estudiando, sin contar otros elementos importantes como la no adecuación de servicios que comprendan las necesidades particulares o que sean amigables para la atención de los y las jóvenes, corresponden a elementos centrales en la discusión de por qué la población joven puede considerarse en muchos sentidos como una población en condición de fragilidad.
Los y las jóvenes de la localidad tienen poco acceso al sector educativo sobre todo en lo referido a la educación superior y tecnológica, lo que se relaciona con las oportunidades de vinculación en condiciones dignas al sector laboral. La subvaloración y desaprovechamiento de sus habilidades, capacidades y competencias conlleva a una transformación importante en la proyección que ellos tienen a nivel personal, de pareja, familiar y social.
El tipo de actividades en las que ocupan su tiempo libre que van desde las más informales maneras de organización, hasta las más formales y consolidadas, independientemente de la función y objetivo que cumplen que son variantes y heterogéneas (deportivas, culturales, políticas, productivas, delincuenciales, etc.) son de alguna manera la respuesta a la necesidad de reconocimiento y sentido de pertenencia dentro del contexto social y comunitario y fuente de proyección y encuentro entre sus pares.
La gran mayoría de jóvenes que encuentran en la calle un espacio de interacción que valida y reconoce sus particularidades vienen de familias reconstituidas, o en las que solo se encuentra uno de los dos jefes de hogar, lo que se asocia, no solo con el desarrollo de estilos particulares en la crianza (autoritarios, permisivos, sobreprotectores), sino que también tienen que ver con las implicaciones de que un solo miembro del hogar deba ver por el sustento de todo el grupo.
La calle como espacio de interacción puede ser un lugar de construcción y desarrollo personal, por ejemplo, a través de los múltiples espacios de movilización cultural de la localidad, sin embargo, también puede ser el escenario de encuentro con realidades frecuentes en Bosa, como el consumo de sustancias psicoactivas, el robo, las pandillas, además. Las necesidades insatisfechas, la débil estructura de valores, la presión de grupo y la constante rivalidad con la autoridad, los vuelve seres vulnerables y retadores que los conllevan a caer fácilmente en el consumo de alucinógenos y otras problemáticas presentes en esta etapa de la vida.
El joven refleja el surgimiento de una realidad social fragmentada, diversa, carente de unidad como muchos centros posibles que exigen una manera inédita de asumir la vida, inventan un estilo de vivir multiforme, si los modelos socializadores no los encuentran en la educación o en la familia se arraigan a sus amigos, al espacio público, a los medios de comunicación para poder sobrevivir, de esta manera han tenido que dividir al mínimo sus sensibilidades. Respecto a la educación se puede decir que entre ella y los adolescentes ocurre un choque temporal fundamentado, a través, de un atraso que se ha convertido en el tiempo social de la escuela, en la medida en que la sociedad colombiana ha tenido cambios radicales de modernización, la escuela se ha quedado retrasada, reproduciendo un modelo arcaico expresado en las concepciones y organizaciones del conocimiento educacional, como consecuencia de este atraso ella ha perdido la capacidad de trasmitir nociones fundamentales de la socialización.
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