Hay una crisis global de derechos humanos que afecta seriamente a Colombia y Venezuela, y puede empeorar bajo el “efecto Trump”
Amnistía Internacional lanzó su Informe Anual 2024, alertando sobre el aumento de las prácticas autoritarias alrededor del mundo y el cierre del espacio cívico que habilita la defensa de derechos humanos y la participación de las personas en los asuntos públicos. Las Américas presenta una tendencia acelerada de suma preocupación.
En Venezuela persiste la crisis de derechos
humanos, que incluye una política de represión en contra de la disidencia,
impunidad ante posibles crímenes de lesa humanidad y violaciones masivas de
derechos económicos y sociales. Los derechos de la población que ha huido
buscando protección internacional son asunto de preocupación.
Colombia sigue viviendo una grave crisis de
derechos humanos, a pesar de los procesos de paz. En regiones históricamente
marginalizadas, personas y comunidades viven sufren violaciones a sus derechos
humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario. Sigue faltando una
mejor protección a las personas defensoras de derechos humanos.
Amnistía Internacional lanzó a nivel
global su Informe Anual 2025: La situación de los derechos humanos en el mundo,
que advierte cómo los resultados de décadas de esfuerzos globales por construir
un mundo donde se reconozcan y respeten universalmente los derechos humanos
están en riesgo. En 2024 aumentaron las prácticas autoritarias por todo el
mundo, y se siguió cerrando el espacio cívico que permite que se escuche la voz
de la sociedad civil. Gobiernos de todo el mundo afianzaron su poder a través
del miedo, prohibiendo medios de comunicación, disolviendo o suspendiendo
organizaciones no gubernamentales y partidos políticos, encarcelando a sus
críticos, criminalizando a personas defensoras de derechos humanos, a
activistas por el clima, e incluso a quienes se han manifestado contra los
abusos de otras partes del mundo, como ha ocurrido con quienes denuncian el
genocidio cometido por Israel en Gaza.
Aumenta el autoritarismo a nivel global, y empeora con la llegada de Trump
Amnistía Internacional también alertó que
manifestantes siguen siendo atacados con duras medidas represivas en lugares
como Bangladesh, Mozambique, Corea del Sur, Turquía o Venezuela.
Las Américas: un laboratorio del cierre del espacio cívico
El 2024 estuvo marcado por una creciente tendencia a cerrar los espacios de participación de la sociedad civil y por el incremento de prácticas autoritarias en las Américas.
Gobiernos como Paraguay, Venezuela y Perú avanzaron sus esfuerzos por controlar, restringir o cerrar organizaciones no gubernamentales. En estos países se aprobaron leyes que aumentan el control estatal sobre la sociedad civil, permitiendo restricciones arbitrarias como el cierre de organizaciones sociales y el procesamiento penal de sus miembros.
Los ataques a periodistas fueron comunes en la mayoría de los países en la región, siendo particularmente preocupantes los casos de México y Colombia, donde incluso ocurrieron muertes violentas. Esto se suma a la criminalización y estigmatización que las propias autoridades realizaron contra quienes ejercen la labor periodística en diversos países.
El cierre del espacio cívico también se reflejó en la represión violenta de manifestaciones pacíficas en países como Argentina, Cuba, Estados Unidos, México y Venezuela, una tendencia observada en países de la región desde hace algunos años.
Colombia: sigue existiendo una grave crisis de derechos humanos
El informe de Amnistía Internacional subraya que en Colombia, pese a conversaciones de paz y ceses al fuego, la población civil siguió sufriendo violaciones y abusos de derechos humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario en el marco del conflicto armado. Estos hechos afectaron desproporcionadamente a pueblos indígenas, comunidades campesinas, y afrodescendientes.
En 2024 en Colombia continuaron las desapariciones forzadas, el desplazamiento forzado y la violencia contra personas defensoras de derechos humanos. Pese a medidas adoptadas por el gobierno, el impacto aún es limitado y siguen haciendo falta cambios en el modelo de protección para personas y comunidades en riesgo.
Amnistía Internacional señaló su preocupación por la impunidad en casos de crímenes cometidos por las fuerzas armadas de Colombia, como los que han afectado a la Fundación Nydia Erika Bautista y a la Comunidad de Paz de San José de Apartadó. En cambio, destacó que en marzo de 2024 la Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó la responsabilidad de Colombia por la persecución a través de actos ilegales de inteligencia al Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, ordenándole a Colombia reformar sus leyes en materia de inteligencia, en un año de controversia por el presunto uso del software espía Pegasus hasta 2022 por parte de las fuerzas de seguridad.
Frente al derecho a la protesta en Colombia, Amnistía Internacional subrayó que en septiembre de 2024 un grupo de expertos independientes de Naciones Unidas expresó su preocupación por la falta de verdad, justicia y rendición de cuentas frente a asesinatos y otras violaciones de derechos humanos cometidas durante el Paro Nacional, o Estallido Social, de 2021. Amnistía Internacional hizo eco de los llamados de la sociedad civil colombiana para que el gobierno avance con una reforma integral de la policía, prometida desde 2022.
A pesar de este panorama, Amnistía Internacional subrayó logros de la sociedad civil colombiana en la defensa de los derechos humanos en 2024. Por ejemplo, las mujeres buscadoras de víctimas de desaparición forzada lograron hacer aprobar por el Congreso una ley que protege sus derechos, mientras que entró en vigencia el Acuerdo de Escazú, para la protección de las personas defensoras del medio ambiente.
Venezuela: persiste la represión y los crímenes de lesa humanidad
En 2024 Venezuela vivió una violenta represión a las protestas que siguieron al anuncio de los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, que desembocó en muertes por uso excesivo de la fuerza. Miles de miembros de la oposición política, personas defensoras de derechos humanos, periodistas, e incluso centenares de menores de edad, fueron detenidos arbitrariamente, y fueron presuntamente torturados, en un país donde las condiciones de reclusión siguen deteriorándose. Se estima que unas 900 personas siguen detenidas por motivos políticos en Venezuela, incluidos los defensores de derechos humanos Javier Tarazona, Rocío San Miguel, Kennedy Tejeda y Carlos Julio Rojas.
El gobierno venezolano persiste en su hostigamiento a los medios de comunicación y amenaza a las organizaciones no gubernamentales con clausurarlas. Según el informe de Amnistía Internacional, defender los derechos humanos en Venezuela implica correr un grave peligro.
Para el fin de 2024, más de 7,89 millones de personas venezolanas habían huido de su país debido a las violaciones masivas de derechos humanos. La organización destacó que estas son personas en búsqueda de protección internacional, y que un alto porcentaje de ellas se encuentra en Colombia. Según Amnistía Internacional, a pesar de algunos avances, el acceso a derechos de las personas refugiadas provenientes de Venezuela en Colombia sigue siendo motivo de preocupación.
Amnistía Internacional resaltó que en 2024 se renovó el mandato de la Misión Internacional Independiente de Investigación de los Hechos de la ONU en Venezuela, y que la CPI reanudó las investigaciones sobre posibles crímenes de lesa humanidad.
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